Cuando se encontró en el indómito desierto, que tan misteriosamente la atraía, Robyn Douglas, experta en lenguas muertas, sintió que por fin había llegado a casa, sobre todo, después de conocer al apuesto arqueólogo, Sayed al-Raéhad, que sería su jefe en el proyecto de excavación. Sayed, sin embargo, la consideraba una estudiante sin experiencia, más interesada en coquetear que en hacer su trabajo.
Robyn luchó con todas sus fuerzas contra las inquietantes sensaciones que Sayed despertaba en ella. Pero no podía ignorar las palabras que el viento susurraba en sus oidos: "este hombre es tu destino".
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